Hernán Díaz Arrieta, Alone, con motivo del Premio Nacional de Literatura decía que no se podía hacer nada sin un grupo de amigos que recibirán, de reflejo, una parte del botín de platas fiscales. El año en que escribió la crítica (que no logro recordar), y en los que luego vinieron, la palabra de Alone como el Padre Nuestro se repitió una y otra vez en la entrega de tan manoseado galardón, sin perjuicio de que algunos ganadores lo hayan tenido merecido. Cierto es que la frase aún hoy no ha pasado de moda, toda vez que es posible observar que cuando se toman decisiones, se busca siempre el beneficio de la propia corte y del propio bolsillo. Pero, ¡Oh! ¡Qué casualidad! ¿Acaso no pasa eso TODO EL RATO en la República 105?
Algunos logran negarlo hasta meterlo en la cabeza a sus detractores, ataviados con la galante vestimenta de la acción social y el discurso socialista post muro de Berlín. Otros prefieren la tribuna de la mesura, en que pueden desvergonzadamente tirar la piedra y esconder la mano. Pero ambos tienen tras ellos un grupo de apoyo importante, que se favorecerá con las acciones de sus líderes en forma personal; los primeros siendo quizás de un descaro más público. Basta recordar casos recientes como las votaciones del consejo académico sobre el porcentaje del examen y las continuas rencillas que se dan entre el CODE y el CAAD.
Esto, ávidos y queridos lectores, se da única y exclusivamente porque la misma escuela, a través de sus alumnos que pululan fumando cigarrillos y otras hierbas, funciona como el sistema solar: es innegable que todos queremos alcanzar los más altos niveles de enseñanza, de valores, de calidad humana en cada uno de los estudiantes. Es cierto que queremos que esta, nuestra escuela, nos haga sentir cada día más orgullosos de ser estudiantes de Derecho. Pero también es cierto que ello no es más que nuestro sol, voluntarioso y abrasador, el que nos alumbra antes y después de la tormenta, que nos revive y nos consuela siempre diciéndonos que los derechos y el bienestar de todos prevalecerán por sobre el beneficio personal de un grupo pequeño y percudido de chimpancés dotados de un computador con Internet y una línea telefónica.
Son los mismos simios los que nos tienen convencidos, porque nos hemos dejado convencer, de que República 105 no es más que Plutón, frío y alejado, carente de movimiento alguno y siempre congelado planeta que da su elipse entre la rezagada órbita de Neptuno y el resto del Universo. La Escuela de Derecho, se pregona en los pasillos, no es más que una escuela sin participación estudiantil, sin grupos destacados, sin alumnos brillantes, sin motivaciones y sin ideales, sin caminos, sin metas, sin conciencia. Se dice por megáfono que la alegría ya viene, que el cambio se aproxima, que volveremos a formar parte del sistema solar, que volveremos a estar cerca del sol. Qué lo único que tenemos que hacer para recuperar nuestro lugar, nuestra órbita es firmar un voto y dar apoyo irrestricto a un puñado de nobles candidatos y autoridades.
Es falso, completamente falso que somos Plutón. El alumnado no es una masa indecente y sucia. Prueba de ello son las diversas manifestaciones de opinión que se dan a través de grupos intermedios, en la publicación de pancartas, en el alzamiento de lienzos y de voces también individuales que han impedido, una y otra vez, el retroceso de la órbita de nuestro planeta leguleyo. Los estudiantes sabemos que nunca hemos estado alejados de que las cosas vayan mejorando por nuestras propias acciones, que no nos hemos dejado estar para que se nos domine y se nos adoctrine burdamente con discursos pregrabados. La participación estudiantil todos los días crece un poco más y ensombrece los arreglines bajo el cinturón al son que reduce los beneficios de aquellos que, con ocasión de un cargo público o administrativo, buscarán el beneficio de sus propios conjurados.
Mientras no se nos olvide que Plutón ya no es un planeta.
Benjamín Rey A.
Estudiante de tercer año.
Algunos logran negarlo hasta meterlo en la cabeza a sus detractores, ataviados con la galante vestimenta de la acción social y el discurso socialista post muro de Berlín. Otros prefieren la tribuna de la mesura, en que pueden desvergonzadamente tirar la piedra y esconder la mano. Pero ambos tienen tras ellos un grupo de apoyo importante, que se favorecerá con las acciones de sus líderes en forma personal; los primeros siendo quizás de un descaro más público. Basta recordar casos recientes como las votaciones del consejo académico sobre el porcentaje del examen y las continuas rencillas que se dan entre el CODE y el CAAD.
Esto, ávidos y queridos lectores, se da única y exclusivamente porque la misma escuela, a través de sus alumnos que pululan fumando cigarrillos y otras hierbas, funciona como el sistema solar: es innegable que todos queremos alcanzar los más altos niveles de enseñanza, de valores, de calidad humana en cada uno de los estudiantes. Es cierto que queremos que esta, nuestra escuela, nos haga sentir cada día más orgullosos de ser estudiantes de Derecho. Pero también es cierto que ello no es más que nuestro sol, voluntarioso y abrasador, el que nos alumbra antes y después de la tormenta, que nos revive y nos consuela siempre diciéndonos que los derechos y el bienestar de todos prevalecerán por sobre el beneficio personal de un grupo pequeño y percudido de chimpancés dotados de un computador con Internet y una línea telefónica.
Son los mismos simios los que nos tienen convencidos, porque nos hemos dejado convencer, de que República 105 no es más que Plutón, frío y alejado, carente de movimiento alguno y siempre congelado planeta que da su elipse entre la rezagada órbita de Neptuno y el resto del Universo. La Escuela de Derecho, se pregona en los pasillos, no es más que una escuela sin participación estudiantil, sin grupos destacados, sin alumnos brillantes, sin motivaciones y sin ideales, sin caminos, sin metas, sin conciencia. Se dice por megáfono que la alegría ya viene, que el cambio se aproxima, que volveremos a formar parte del sistema solar, que volveremos a estar cerca del sol. Qué lo único que tenemos que hacer para recuperar nuestro lugar, nuestra órbita es firmar un voto y dar apoyo irrestricto a un puñado de nobles candidatos y autoridades.
Es falso, completamente falso que somos Plutón. El alumnado no es una masa indecente y sucia. Prueba de ello son las diversas manifestaciones de opinión que se dan a través de grupos intermedios, en la publicación de pancartas, en el alzamiento de lienzos y de voces también individuales que han impedido, una y otra vez, el retroceso de la órbita de nuestro planeta leguleyo. Los estudiantes sabemos que nunca hemos estado alejados de que las cosas vayan mejorando por nuestras propias acciones, que no nos hemos dejado estar para que se nos domine y se nos adoctrine burdamente con discursos pregrabados. La participación estudiantil todos los días crece un poco más y ensombrece los arreglines bajo el cinturón al son que reduce los beneficios de aquellos que, con ocasión de un cargo público o administrativo, buscarán el beneficio de sus propios conjurados.
Mientras no se nos olvide que Plutón ya no es un planeta.
Benjamín Rey A.
Estudiante de tercer año.
4 comentarios:
El problema del alumnado, (el cual no se circunscribe en ningún caso a tercer año si no más bien a la facultad entera), como bien apunta Benjamín no pasa por la poca participación de los jóvenes en manifestaciones de legitimidad. El enfoque debe ser otro: situarse como la primera facultad de derecho del país más que rencillas internas cuyo remedio debería estar en un CAAD eficaz y oportuno.
Antes de intentar dejar en claro nuestros conocimientos jurídcos con bromas, frases y susurros de pasillo referentes a la ley, debemos preocuparnos por valorar construir una verdadera universidad. Soy un convencido que la única diferencia entre pio nono y república reside en que los muchachos de bello cargan con una mochila de cultura mucho mayor, donde se valoran grandezas como la filosofía, la literatra, la pintura y la música, sin contar la disparidad social.. donde no hay mundillos netamente marcados.
Preocupémonos de ampliar nuestro universo cultural con todo lo que ello implica mas que bromear con lesión enorme y caso foruito
Baltazar Cáceres, Tercero A
Ácido el artículo, creo que correcto en general, salvo en cuanto se muestra la corrupción a nivel generalizado, yo creo que la mayoría de las personas tienen buenas intensiones. ¡Mucha paz!
la wea fome
concuerdo con el wn de mas arriba que wea mas fome......
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